Los vasos linfáticos recorren casi todo el organismo y transcurren próximos a las venas, pero no son visibles a simple vista como estas. Su misión principal es contribuir a reabsorber el exceso de líquido (edema) que se forma en los tejidos. El líquido que se encuentra dentro del sistema linfático se denomina linfa. El sistema linfático también tiene una importante función inmunitaria.
El drenaje linfático manual (DLM) es una técnica de masaje que mediante suaves y repetitivas maniobras sobre la piel, logra acelerar e incluso redirigir la circulación linfática superficial. Su aplicación acelera la reabsorción del edema y por tanto disminuye la hinchazón del tejido.
El drenaje linfático manual – como su propio nombre indica – se realiza con las manos del terapeuta, no con aparatos o máquinas. Aunque algunos de estos aparatos (presoterapia, ultrasonidos, LPG, etc) pueden acelerar también la circulación de la linfa, su utilización debe ser un COMPLEMENTO no un sustituto del DLM.
El drenaje linfático manual es una técnica suave, las maniobras son siempre superficiales y agradables. El drenaje linfático no es una técnica agresiva, los amasamientos o las manipulaciones fuertes de masaje no forman parte del drenaje linfático manual. El drenaje linfático se realiza sin cremas, ni aceites, aunque en algunos casos pueden ayudar.
Debes rechazar todo masaje o drenaje linfático que actúe sobre el tejido de forma brusca tras la cirugía.
Gracias al DLM mejoramos la cicatrización del tejido, eliminamos o disminuimos las molestias postoperatorias y aceleramos la recuperación.
En nuestro próximo capítulo analizaremos la importancia del DLM en los diferentes eventos quirúrgicos de Cirugía Plástica Estética.
JULIO CÉSAR ESCOBAR F., MD.
CIRUJANO PLÁSTICO & RECONSTRUCTIVO.
SCCP, ACCPRE, FILACP, IPRAS.
26 AÑOS DE EJERCICIO PROFESIONAL.